domingo, 26 de octubre de 2008

Carretera Austral, Patagonia norte Chilena. (5 de 5)

Salimos de Cochrane con las pilas cargadas y a sabiendas de que este último tramo es el más espectacular y salvaje.Llegamos al lago Chacabuco que le vemos desde lo alto. Una olla impresionante, similar al crater de un volcán, inundada de agua azul marino y rodeada de selva.
Los paisajes desoladores y sin un ápice de vida humana nos dejan sin habla.
Desde este punto no hay nada mas que selva, lagos, montañas, silencio... indescriptible.

Acampamos tras 55 Km´s al lado del río Ñadis.

Al día siguiente el terreno nos da un descanso y nos deja rodar fluidos durante 48 Km´s, dejamos a un lado el desvío de Caleta Tortel al que decidimos no ir. Nos adentramos en la garganta del río Vagabundo en una subida fatigante pero bien alisada. La garganta es muy angosta y cerrada y nos hace pensar en cómo han podido construir una carretera por este terreno y con este clima.

Al salir de la garganta vemos un glaciar colgante de forma redondeada y color turquesa inverosimil.
Al lado de donde acampamos vemos un cartel con el horario del ferry que cogeremos a la mañana siguiente para cruzar el fiordo Mitchell, último escollo para llegar a nuestro destino.
A la mañana siguiente bajamos a Pto Yungay que es un poblacho con cuatro casas de donde sale la barcaza.
Al lado del muelle hay un quiosco donde una mujer muy agradable nos deleitó con un café delicioso.
En el ferry vamos solos, así que una agradable conversación con la tripulación nos acompaña durante el recorrido.
Al tocar tierra nos ponemos alerta sobre las caidas, ya que una evacuación por una caida grave desde este punto, es muy complicada.
La sensaciones de soledad son dificiles de describir, te ves con tu bici, tu casa a cuestas, con lo necesario para sobrevivir, pero sin la más remota posibilidad de ayuda externa si ocurre algo, para mi es sublime.
La selva está más presente y tupida que en todo el recorrido y parece que respira y te observa mientras te ve pasar.
Subimos un puertecito en el que supuestamente hay huemules y te advierte de ello constantemente. Huemules no vimos, pero si algún Condor.
Al bajar este puertecito nos encontramos con una larga subida que nos lanzará hacia el río Bravo para acampar al lado del mismo.
Y por fin llegó el día, la etapa se torna muy tranquila, todo es perfecto, nos encontramos a un suspiro del campo de hielo sur, esto está acabado y lo expresamos con unas sonrisas de complicidad y compañerismo.
Rodamos con la parsimonia del que ya ha entrado en meta, a lo lejos vemos Villa O´Higgins, nuestro destino final, desde allí ya no hay carretera.
Rodamos a lo largo de la falda de una montaña viendo unos lagos a nuestra izquierda, y tras bajar de esta llegamos en un rodeo a la población tan deseada.
Lo hemos conseguido, dos largos años de sueño y preparatorios se han materializado, nos abrazamos y felicitamos como el que conquista un 8000.
Sin duda ha sido duro, pero como nos dijeron unos Neocelandeses que se conocen el mundo en bici "... sólo hay tres rutas en el mundo que merezcan ser recorridas en bici, y esta es una de ellas." A día de hoy, yo conozco dos de las mencionadas por estos intrépidos aventureros, y de momento no se equivocan. La otra recorre una parte de Islandia, la que yo conozco, y aunque me la recorrí en coche, volveré con la bici.



Permanecimos dos días más en Villa O´Higgins visitando el glaciar O´Higgins (18 km´s de largo y entre 60 y 100 metros de altura en la parte que se ve de cerca), un espectacular brazo del campo de hielo sur que es muy recomendable conocer.
Estos dos días coincidieron con noche vieja y año nuevo que lo celebramos con Fernando y Gioconda de una manera entrañable y familiar. La despedida el día 1 fue muy emotiva y llena de sentimientos. Gracias Fernando, gracias Gioconda nos tratasteis como si fuesemos vuestros hijos desde el primer día.
El regreso fue de lo más complejo, alquilamos una avioneta, rollo Indiana Jones, para cargar tres personas, tres bicis y tres equipajes. El meter todo en la avioneta fue a base de cruzar los dedos, ya que veíamos que no entrabamos dentro de lo pequeño que era el bicho.
Una vez dentro yo hice las veces de copiloto y hasta me dejaron llevar el mando del avión durante 20 minutos. La experiencia, como os podréis imaginar fue maravillosa, las vistas esplendidas y el recorrido, aunque empezó tenso, se tornó poco a poco agradable.
Lo demás es trámite de vuelos para llegar a Barajas (Madrid) sin mayores complicaciones.
Allí mi maravillosa chica nos esperaba más guapa y radiante de lo que la he visto nunca.

De este viaje saqué varias cosas en claro, viajar en bici es algo diferente, llegas allí donde te lleva tu esfuerzo y tu ímpetu, el compañerismo se multiplica y te une para lograr un fin común, y esto une. Los paisajes se respiran de otro modo, te mimetizas con ellos, formas parte de ellos, y ellos lo saben y se muestran radiantes porque les respetas.
Las vivencias entre Maria Jesus, Almudena y el que escribe, considero que fueron muy positivas, y aunque surgieron momentos complicados, se solucionaron sin problemas ni discusiones. Me quedo con algo que dijo Mari Jose en la cena de despedida, " este viaje os unirá u os separará para siempre". Sin duda nos ha unido.
Por último unas palabras para Mari Jose, simplemente me demostrate lo que me quieres y lo que confías en mi y eso no lo olvidaré jamás.









5 comentarios:

  1. Ya lo dijistes tú en un post en mi blog, Sudamérica tiene algo especial. Sólo hace falta ver las fotos.

    Muchos besos

    Por cierto, si todo sale bien nos iremos a ver a Ludovico en Amsterdan. Os contaremos a la vuelta.

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  2. shedir: si , que maravilla, me entra moriña cada vez que veo las fotos.

    Pasadlo bien.

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  3. Mariajo
    ENHORABUENA.
    Digo esto porque condensar tantas experiencias, en 5 crónicas, ha debido de ser un pelín difícil.
    Enhorabuena otra vez por lo que conseguísteis.
    Gracias porque he vuelto a vivir, lo que en varias ocasiones he escuchado, y leerlo también me ha gustado.
    Bonitas fotos, además de todas las que no has podido poner.
    Además, aunque fué un pelín durillo no estar juntos durante tantos días, en el fondo fue positivo.
    Besos.

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  4. alegría!

    Si es cierto que completar un viaje asi es algo especial, muy especial.

    y totalmente de acuerdo en la magia de los grandes viajes en bici. en mi caso, los recuerdos q tengo de santiago, ruta de plata o la transpi son tambien muy especiales. Mas por el "durante" q por el hecho de completar el reto.

    Enhorabuena a esos 3 ciclistas patagónicos...aunque no se no se ahora la que se viene encima con la amenaza islandesa :-DD

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  5. mayayo: desde luego es más la experiencia en si, que el logro deportivo, y esta fue una de mis mejores experiencias sin duda.

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Comentarios.