Mis objetivos para este año, en lo deportivo, eran muy claros. Por un lado el UTMB copaba todos mis entrenos, tanto físicos como psicológicos, y mi objetivo era tan exigente, que me aislé por completo del resto de competiciones en un esfuerzo más que importante.
El otro objetivo, que inevitablemente iba ligado al primero, era no lesionarme. Me apunté a un gimnasio y me lo tomé muy en serio progresando de una manera adecuada.
Una sola carrera en todo el año, La Trans Grancanaria fue mi único test. Después del periplo Canario, una sobrecarga en el sóleo me tuvo en el dique seco casi un mes.
Unos meses antes intenté dar la vuelta a la sierra de Guadarrama en bici de montaña por pistas y senderos. Pasado Somosierra lo dejé, ya que tenía cansancio acumulado de la semana de obras en casa y no me encontraba bien.
Tras la pesadilla del UTMB en Agosto vuelvo a los entrenos y vuelve a salir la maldita sobrecarga. Me repongo tras otro mes de tratamientos.
Llega la Madrid-Segovia y en el Km 3 me vuelvo a sobrecargar, dejandolo en Colmenar y prácticamente saliendo a la pata coja.
El dia 22 vamos al maratón de Bilbao, que no podré correr, ya que todavía estoy bastante mal del maldito sóleo.
En fin, un año para olvidar y para reflexionar.
Me estoy planteando muy en serio el dejar el ultrafondo y dedicarme a menesteres de menor exigencia física. Estoy un poco harto de lesiones y preocupaciones innecesarias. Por encima de todo, ésto es una afición y me lo quiero pasar bien y este año no lo he pasado nada bien.
Por suerte mi afición a otros muchos deportes saciará las maravillosas sensaciones que proporciona el ultra.
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