Mentalizarte de que tienes que salir a entrenar negando el que hace mal tiempo, soltando la mano de tu chica cuando te coge por detrás diciéndote “pero tu flipas, no has visto la que está cayendo chalao…”
Visualizar la entrada en meta intentando escuchar los ánimos del público, predecir su olor y saborearlo, qué temperatura hará, cómo lo vas a celebrar y a quien le vas a dedicar el triunfo de terminar la prueba con el esfuerzo de ambos.
Recorrer mentalmente cada tramo, cada kilómetro sabiendo donde has de apretar y donde te has de frenar.
Repasar y confiar en el material una y otra y otra y otra vez….
En mi caso me lo tomo muy en serio, y creo que hasta ahora no he cometido demasiados errores… excepto uno que no logro controlar ni de lejos.
El año pasado me prometí a mi mismo que no correría el UTMB (166 Km) ni de coña, independientemente de lo que pasase en el CCC (98 Km). Al acabar el CCC, y Mari Jose estaba de testigo, dije “ esto es una locura, no merece la pena el esfuerzo…”
También juré que no volvería al asfalto nunca más y, bueno, pues he caído.
El 23 de Octubre del 2010 me encontaré de nuevo con los temidos 42,192 metros. El lugar, Bilbao, la hora, las 21:00… ya se me está haciendo largo. Es lo que tenemos los yonkis de esto del fondo.
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