Una vez más, y ya son dos ocasiones en el último año, me ocurre que las perspectivas con las que se ve una carrera desde lejos, en este caso 2000 km´s, no tienen nada en absoluto que ver con la realidad. Es obvio que cada uno opinamos según nuestra experiencia y es dificil ser objetivo cuando todo sale de maravilla y las experiencias de los demás las tenemos en cuenta, pero poquito.
La primera ocasión fue la pasada edición de los 101 kilómetros de Ronda, toda una carrera con prestigio y con aludes de buenas opiniones. A mi personalmente, me decepcionó bastante por sus ridículos fallos de organización.La segunda vez me ha ocurrido justo lo contrario. La Trans Gran Canaria, lejos de decepcionarme, me ha enamorado y ha conseguido un nuevo fan que, si puede, repetirá el año que viene.
Tras aterrizar en la isla y ubicarnos en las que serán nuestras moradas para los próximos días, Sergio, Ana, Mari Jose y yo nos disponemos a recoger cada uno su dorsal. Nos dirigimos hacia la zona de dorsales y la cosa denota ya buena organización. Más tarde nos pasamos por el briefing en el que nos ponen los pelos de punta "... es inutil, hay agua hasta el km 22...", bueno, pues eso.
La noche del Viernes nos dirigimos hacia la salida donde nos despide, no sin un poco de emoción y penilla, Mari Jose, que saldrá al dia siguiente para hacer la Starter de 25 Km´s.
Nos plantamos en la playa del Inglés, que hace honor a su nombre, donde está ubicada la salida. Tras tomar un cafetito y hacer los últimos preparativos, nos metemos en la línea de salida situada en la mismísima playa donde el ambiente es espectacular.
Un minuto de silencio por un corredor fallecido tan solo una semana antes preparando la prueba, hace que el momento sea mágico y emocionante, son de esos minutos que uno siempre recordará y que nunca encuentra el adjetivo que lo defina.
Tras esto, nos anudamos el nudo de la corbata, afilamos los mocasines, encendemos el frontal y salimos en estampida como "ñuses" a recorrer 92 km´s de experiencias.
Los primeros km por la playa se hacen agradables y hasta cómodos, Sergio y yo vamos juntos comentando la jugada y disfrutando de las sensaciones de correr por la playa con otros cientos de pirados a la vez a tu alrededor.
Pasamos por el desagüe del barranco de Tirajana donde nos ponemos de agua hasta las rodillas. Nos sobran los plásticos y me paro a quitármelos. Sergio sigue para adelante y ya no le veré hasta bastante más arriba.
Tras pasar una zona vallada no metemos en una zona más que complicada, el cauce del canal. Imaginaros un rio de unos 20 m de ancho con piedras resbaladizas en el fondo, pues así durante... eterno.
Salimos del cauce y nos metemos en una pista que nos lleva hasta el barranco de Los Vicentes. Vamos entrando y saliendo del cauce del barranco y siempre hacia arriba. El terreno es duro por lo técnico, pero se puede correr constantemente. El Bambu nos hace ir a veces a cuatro patas y con mucho cuidado para no hincarnos alguno en un ojo, uffff... se hace interminable.
Por fin torcemos a la izquierda para meternos en una zona más montañosa y abandonar el barranco. Tras subir unos 250 m de desnivel nos lanzamos hacia la presa y el pueblo de Ayagaures. Las sensaciones son geniales, y salvo algún arañazo y de estar completamente empapado de rodillas para abajo, no aparecen molestias.
Pasada la presa comienza la primera subida seria de la carrera, la afronto sin problemas a buen ritmo y llego al primer avituallamiento serio en Tunte, km 34 de carrera.
Hago un test de ampollas y demás dolencias y parece que todo está en su sitio, dos rótulas, cuatro gemelos etc...
Al salir veo a Sergio y salimos juntos hacia el que es el punto más alto del recorrido, el Pico de Las Nieves.
Vamos a ritmo tranquilo pero trotando siempre que se puede. Notamos bastante menos gente a nuestro alrededor y pensamos que los abandonos en Tunte deben de ser habituales.
La noche nos rodea y nos reconforta con su agradable temperatura para correr.
Aparecen los primeros rayos de sol que nos acarician poco a poco hasta mostrarnos un espectáculo de luces, nubes y paisaje que no nos deja soltar otro comentario que no sea "... joder que pasada..."
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